ENTREVISTA A ERIKA IRUSTA, BLOGERA DE «EL CAMINO RUBÍ»

En julio hemos hablado de todos esos ideales sobre el cuerpo y la belleza que la sociedad transmite, sobre chicas y chicos. Ideales que muchas veces son inalcanzables y que poco tienen que ver con las personas de carne y hueso. Estos ideales de belleza y ciertas creencias culturales, además transmiten desconocimiento y una imagen  muy negativa en torno al cuerpo de las chicas.

Hemos querido hablar con Erika Irusta bloggera de «El camino rubí» sobre todos esos mensajes para poder identificar algunas claves para el empoderamiento corporal . Erika se dedica a « investigar activa, rigurosa y comprometidamente el cuerpo femenino y los ciclos menstruales desde un enfoque científico, antropológico, pedagógico y feminista». «Mi objetivo es que todas las mujeres puedan vivir su cuerpo y su ciclo menstrual desde el autoconocimiento y, por supuesto, desde el placer (…) Este camino es mi propuesta para toda mujer, inquieta y valiente, que se atreva a ser la dueña de sí misma«.

¿QUÉ MENSAJES TRANSMITE NUESTRA CULTURA EN TORNO AL CUERPO DE LAS MUJERES?

El cuerpo de las mujeres se ha definido siempre como el cuerpo- del otro. El otro cuerpo, el cuerpo que no es masculino, que no es hombre. Y, por supuesto, esta definición fue elaborada por algunos hombres. Así que nosotras somos nombradas, somos descritas, desde la boca y las manos ajenas y desde la imperfección de no ser el cuerpo verdadero: el masculino. Bien, esto puede parecer un lío pero es bien sencillo. Si cualquiera de vosotrxs cogéis un libro de ciencias, un anuncio de las 3 de la tarde o una novela cualquiera (pocas se salvan aunque cada vez son más), nosotras somos aquellos animalillos de cuerpos que se han de controlar. Controlar en no quedarse embarazados, cuidarse en no oler mal, cuidarse en no tener pelos en ciertas zonas (otras zonas han de tener pelo sí o sí, por ejemplo la cabeza), cuidarse en hacer de vientre (sí, sí cagar) pero sin que huela, cuidarse en los picores “ahí” (nuestros genitales no pueden ser nombrados porque “asustan”), cuidarse de no manchar (menos con la regla esa de color azul de los anuncios de compresas). Sí, nosotras hemos de cuidarnos de nosotras mismas y en especial de nuestros «cuerpos sucios», «olorosos», «falibles» y sobretodo sexuales.

Nuestra sexualidad, lo que nos gusta y nos deja de gustar, lo que fantaseamos y lo que nos atreveríamos a hacer o no, de nuevo se define (como nuestro cuerpo) desde lo que los hombres imaginan y fantasean. Las chicas seguimos masturbándonos sin que nadie lo sepa, en silencio (si te está dando apuro leer esto, aquí tienes la muestra). E incluso muchas no lo han hecho nunca por vergüenza e incluso miedo. El sexo, lo que nos pone o no, es entendido, muchas veces, desde el falo (esto es desde el “pene”) y todo lo que rodea a éste. Y esto a nosotras, las mujeres, nos priva de todas las experiencias jugosas y diferentes que somos capaces de experimentar. Las chicas, una inmensa mayoría, no necesitamos su “varita mágica” para gozar. El clítoris es ese gran desconocido para hombres y mujeres de todas las edades y culturas. Que ni siquiera nosotras nos atrevamos a tocarnos es muestra de que hay otros definiéndonos, diciendo siquiera lo que nos puede gustar o no.

La sexualidad, en nuestra cultura, se define en base al miedo, la paranoia y los valores morales de cada época. Además es una manera muy efectiva de dominar y establecer los roles de género: a los chicos, por ser chicos, les ha de gustar esto y esto. Y a las chicas, por ser chicas, les gustará esto y esto. Perdiendo así la capacidad de tocarnos y aprender. Aprendernos.

 

¿PORQUÉ TANTA NEGATIVIDAD EN TORNO A LA MENSTRUACIÓN?

 

La regla es motivo de vergüenza y mofa para muchxs. En casa y en el insti nos lo habrán explicado con más o menos detalle pero la verdad es que no apetece nada tener que ser tan diferente (diferente con respecto al otro, a los chicos). Tener la regla provoca una serie de cambios que ni sabemos manejar ni nos explica nadie. Nuestras hormonas se “vuelven locas” nos dicen y ya. Nada más. ¡Ah! ¡Sí! Que nos podemos quedar embarazadas así que ¡cuidado! Todo son, de nuevo, definiciones de un cuerpo genérico de mujer definido… ¿adivináis quién lo define? Sí, lxs otrxs: expertxs, profes, libros de ciencias, anuncios de compresas, … Hablar de la regla nos suele dar vergüenza y es mejor que no se note ni nadie se entere porque siempre puede haber un comentario que toque mucho la moral. Todo esto, además, puede venir con fuertes dolores y con la angustia de imaginarse años y años así. Cuando nos viene la regla la carta de presentación es un desastre y aprendemos que esto es lo que nos toca por ser mujeres. Así que ser mujer es un asco. Pues sí, en esta sociedad definida por el otro, lo es. Sobre nosotras caerá la responsabilidad de cuidarnos en lo que a sexo se refiere (cuando cuidarse y ser cuidada es la base de todas las relaciones sexuales), de tener una buena higiene, de hacer que ni se note ni se vea. Nuestro cuerpo, de nuevo, como algo sucio, algo incontrolable, algo traicionero. Esto hace mucho daño. Tanto que comenzamos a ocultarnos, a no  querer que nadie nos vea así, a buscar gustar al otro para, al menos, gustarnos más (o disgustarnos menos) a nosotras mismas.

 

FRENTE A TODOS ESOS MENSAJES QUE GENERAN DESCONOCIMIENTO Y NEGATIVIDAD  ES IMPORTANTE CONOCER NUESTROS CUERPOS.

Sí, la menstruación es un rasgo más de nuestro cuerpo femenino, somos diferentes sí, todxs lo somos y esto no es el problema. El problema es querer ser iguales, cuando nadie lo es. No somos más débiles por menstruar pero tampoco tenemos que hacer esfuerzos sobrehumanos para demostrar nada a nadie. Las mujeres de todas las edades desconocemos profundamente nuestro cuerpo. Esto es, en gran parte, porque lo poco que sabemos viene dado por El Otro. Nos dicen cómo somos y nos van diciendo qué es lo que queremos y qué es lo que nos gusta y nos deja de gustar.

Frente a todos esos mensajes es importante aprender a reconocer dónde estamos para poder ver hacia donde vamos. Nuestro cuerpo necesita ser definido y nombrado por nosotras, tal y como a cada una le dé la gana. Nuestro deseo es nuestro y esto significa que no necesitamos abrirnos de piernas para que nadie nos defina ni nos dé nombre.

Nuestro cuerpo, decían las feministas de los años 70, es un campo de batalla. Esto quiere decir que sigue siendo el territorio donde el sistema (Estado, Cultura) lucha por someternos. Por ello, nosotras, las más mayores (no del todo, que tengo 30 años) trabajamos para que todas podamos conocer cómo funcionamos, cómo actúan nuestras hormonas, cómo nuestro deseo habla y qué nos puede apetecer independientemente de lo que nos hayan contado sobre lo que nos gusta o no nos gusta. De este modo nuestro cuerpo-campo de batalla se transforma en un campo de amapolas, en un campo propio, un cuerpo propio o todo lo propio que puede ser: mis hormonas, mis reglas. Es un acto revolucionario, de nuevo, apto únicamente para valientes. Nosotras, lo somos.

¿POR ÚLTIMO QUÉ LES DIRÍAS A TODAS ESAS CHICAS QUE ESTÁN CONOCIENDO SUS CUERPOS ?

¿De qué sirve llenarse la boca de ideales políticos, si ni siquiera somos soberanxs de nuestro cuerpo y nuestro deseo?  Soberanía corporal, soberanía sexual y sensual. Le escuché a una amiga, a  Leyre Khyal, una expresión que me dió mucho que pensar: “putificar el deseo”. Me dio  qué pensar y eso es bueno. Pensar  es un acto de rebeldía como ningún otro.

Para putificar el deseo hay muchas maneras. De hecho dar una receta sería ir en contra de lo que yo entiendo por esto, pero las claves son:

 

Atreverse a pensar de otra manera. Practicar el sentido crítico es lo mejor que podremos hacer nunca. No hay que tener miedo ser diferente. No hay nadie igual. Pensar desde nuestro cuerpo es el mayor acto de libertad que hay.

 

No tener miedo a ser un monstruo. Todas las personas, TODAS, sentimos que hay algo que no va bien en nostrxs. Nuestros deseos, nuestras fantasías no son como deberían ser. Entonces nos callamos y reprimimos. Nos angustiamos y temblamos de pavor al contemplarnos tan diferentes. No lo somos. Los monstruos sólo existen en las ideas precocinadas de lxs demás. La vida es teatro y los monstruos son bellos. Todxs somos monstruos. Todos somos freaks. Si nos sentimos cómodxs con esto, nadie podrá hacernos daño. Cuando vengan a separarnos entre normales y monstruos, no podrán, porque la gente normal no existe, porque todxs somos monstruitxs.

 

Conocer al dedillo y con mucho placer nuestro cuerpo y experimentar con nuestro deseo. Somos responsables de nuestro placer y de nuestro mimo y cuidado. Esto necesita espacios de soledad en los que la intimidad nos ofrezca complicidad y cero complejos así como espacios para compartir. Este compartir puede ser entre chicas y/o entre chicos. Las chicas estamos a falta de espacios en los que descubrir nuestro cuerpo y deseo entre nosotras. Mejor que una misma nadie nos puede conocer (por eso es básico masturbarnos, conocer nuestras fantasías y gustos más allá de lo que otros han pensado por nosotras) pero si hay alguien que se acerca es otra chica. Hablar de todo esto con otras chicas, sin complejos y en confianza, es clave. Así como experimentar entre nosotras más allá del tabú de la orientación sexual.

 

Compartirse con personas que merezcan la pena (y la alegría). Hay gente tóxica de la que es mejor prescindir. Tenemos derecho (y obligación) a equivocarnos y a aprender, pero es cierto que hay aprendizajes que cuestan la vida. Afinar el ojo y el deseo es clave. Con las personas compartimos nuestro cuerpo, nuestro deseo y es necesario aprender a buscar compañerxs de viaje que nos enriquezcan, nos cuiden y nos acompañen en esto de crecer (nos pasamos la vida creciendo). Y no, no hablo de echarse novix formal. Hablo de compañerxs sexuales que no tienen porque ser parejas con las que compartamos otros proyectos de vida. El sexo es comunicación entre cuerpos y es de las cosas más gustosas y más saludables que tiene esto de ser humanxs, así que explorarlo, explorarnos para gozarnos, es clave, como también lo es elegir a personas que estén a la altura de este gran viaje.

(Personas a la altura de este gran viaje son personas en las que puedes confiar, personas que te cuidan, personas con las que puedes jugar sin temer, personas que no abusan de su poder, personas que disfrutan haciéndote disfrutar, personas que te preguntan y escuchan, personas que conocen sus límites y entienden y respetan al máximo los tuyos).

askatasuna(3)
Fuente: Ecards feministas

No os dejéis nombrar ni definir por nadie. Sois espectaculares tal como sois y no es una frase tipo. Ser adolescente y chica, en esta sociedad, puede ser complicado. Lo fue en los 90 (mi época) lo sigue siendo ahora. Pero vais a sobrevivir, y con suerte y con trabajo nuestro y vuestro, incluso vais a vivir disfrutando, gozando. Porque al final de esto va todo. Éste es el misterio de la vida: Vivir. Y no desde cualquier parte, sino desde este cuerpo que por hache o por be tenemos. Que esta experiencia de vida sea la mejor, justo la que os merecéis.

Chicas,

Vuestro deseo y vuestro cuerpo es vuestro. De nadie más. Descubridlo, conocedlo, gozadlo y compartidlo con gente que os guste y os cuide y os aporte algo chulo, único. Apoyaos, cuidaos y protegeos las unas a las otras. Nosotras estamos aquí para vosotras. No estáis solas.