Orgasmo(s) de las mujeres
8 de Agosto, Día Internacional del Orgasmo Femenino.
Andrea Bosch Alfaro
Tecleo en el ordenador contenta y maravillada. Estoy sentada al lado de la ventanilla de un avión y si miro a través del cristal, me encuentro con una gran capa de algodón bajo mis pies. El cielo es solo azul y el sol deslumbra tanto que me duelen los ojos si mantengo la mirada demasiado tiempo. Más abajo, mucho más abajo, hay montañas y diminutas casas. Inevitablemente pienso que desde alguna de ellas leeréis este texto y ojalá os guste, de corazón.
Hoy, 8 de agosto es el Día Internacional del Orgasmo femenino, y pienso en el tema que concierne a este cuerpo, a estos pensamientos: el orgasmo femenino.
No es demasiado distinto coger un avión a masturbarme, me digo a mí misma recordando el episodio íntimo que viví ayer, masturbándome sola en mi habitación. La excitación previa a montarte en el avión, cuando sales de casa con el equipaje en mano, es similar a ir a caminando a casa con paso decidido, pensando en que vas a tumbarte en la cama, vas a echar el pestillo de la puerta y vas a volar alto.
Mi primera vez conmigo misma
La primera vez que me masturbé a conciencia tenía 13 años. Recuerdo despedirme de mi familia, entrar en mi habitación, apagar la luz y enredarme entre las sábanas. Fue bonito, pero me sentía culpable y no sabía a dónde iba a llegar. Me centré en mi vulva, algún dedo por la vagina y cuando se me paró la respiración del placer que estaba sintiendo, paré. Me asusté y no seguí.
No seguí hasta un año después, que empecé a hablar con mis amigas y a compartir experiencias con mi círculo de confianza.
Hablar de la sexualidad con mis amigas, hablo desde mi experiencia única que no tiene por qué ser igual ni distinta, fue salvarme de vivir mi cuerpo con culpa y vergüenza. Fue tierno, y sobre todo, fue divertido compartir todas las dudas que teníamos entre nosotras.
Cuando yo recibí mi primera clase de educación sexual en el instituto, tenía 15 años y tuvimos que responder de forma anónima si nos masturbábamos. El resultado: de 10 hombres 10 se masturbaban, de 10 mujeres solo 2. Que cada quién saque sus conclusiones, yo nunca sabré si eso era cierto o no. Nosotras vivíamos la sexualidad en público con más vergüenza.
Recorrido sexual
Si estudiamos la historia de la sexología podemos poner mil y un ejemplos para entender por qué la sexualidad de las mujeres ha sido y sigue siendo tan invisibilizada, pero con un solo un ejemplo basta para entenderlo: en la Antigua Grecia la homosexualidad estaba bien vista, tanto, que, aunque los hombres tuvieran sus esposas para continuar con su linaje a través de sus hijas e hijos, las relaciones que mejor eran consideradas eran las homosexuales. Pero no todas las relaciones homosexuales: únicamente las de hombres. La sexualidad de las mujeres ni existía y si había alguna que estaba aceptada, era la de las prostitutas, que satisfacían los deseos, cómo no, de los hombres.
A día de hoy todavía, cuando hablo con los hombres sobre sexualidad, la mayoría tiende a hipersexualizar la conversación, mientras que con las mujeres siento que hay pudor, pero también cada vez hay menos barreras. Conclusión: sigue siendo complejo hablar de la sexualidad y seguirá siéndolo si no luchamos por una educación sexual integral y transversal en la educación.
En mi experiencia sexual me he encontrado con personas que han mantenido relaciones sexuales con el único fin de llegar al orgasmo, como si hubiésemos integrado y aprobado lo que se esperaba que hiciéramos.
También he tenido otras experiencias que buscaban satisfacer deseos sexuales no tan centrados en el orgasmo, pero sí solo en los genitales.
Hay quien ha recorrido todas las partes de mi cuerpo de caricias y si ha habido orgasmo o no, no ha sido premeditado. A mi cuerpo, le sienta bien no buscar el orgasmo como fin u objetivo del encuentro sexual, pero sí disfruto de tenerlo(s), por placer y por justicia. ¿Por qué?
Porque la sexualidad de las mujeres y el orgasmo es liberación y es orgullo.
En resumen:
- El orgasmo no tiene por qué ser el único fin del encuentro sexual.
- En la mayoría de los casos de mi experiencia sexual cuando el hombre eyaculaba se terminaba el encuentro sexual. Ahora por suerte no es así, tenemos más consciencia sobre el feminismo, la igualdad, el respeto y la comunicación en los encuentros sexuales.
- Aunque no sea lo más importante, reivindico orgasmar por derecho, bastante invisibilizados han estado nuestros gritos de placer.
Cada quién va encontrando y entendiendo cuáles son sus gustos y preferencias sexuales. Lo bello es la diversidad y lo distinto que son los cuerpos y somos cada una.
Por todo esto y más, ¡arriba los orgasmos y arriba los encuentros sexuales placenteros y respetuosos!
Sin límites, sin seguir patrones y escuchando lo que el cuerpo nos pide en cada momento.
Gora gu! Gora emakumeon orgasmoak!
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Libros:
- Las muertes chiquitas: un ensayo documental de Mireia Sallarès sobre los orgasmos.
- El Sexo es Cultura. VV.AA.
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